A sus 85 años, Betty Dodson tiene la energía de una adolescente. Su nombre ha sido el más pronunciado en todas las entrevistas, tanto como pionera como por revolucionaria. La entrevista es en su casa, con Carlin Ross.
Tú viviste la revolución sexual. ¿Cómo ves la escena actual?
(Betty Dodson) Bueno, la revolución sexual en los 60 y 70 fue real, pero hoy no hay otra más que nosotras, las mujeres. El feminismo ha fracasado totalmente. Hemos conseguido muy poco, quiero decir… ¿qué hemos conseguido?
(Carlin Ross) Acceso a la contracepción, al aborto, cosas como esas. Ir a la escuela, a los programas educativos. Lo peor, que nada trata sobre el placer.
(Betty) ¡Un desierto! Todavía hay monogamia, monogamia en serie. Las mujeres tienen que casarse y bla, bla, bla. Lo cual es una opción, pero realmente no tenemos elección. Así que he decidido ser una soltera comprometida.
Están intentando acabar con el aborto en España…
(Betty) ¡Ah! ¡La jodida Iglesia Católica!
(Carlin) Por supuesto, ellos odian la idea de que las mujeres tengan sexo por placer, les mata. Ellos no quieren que tengas sexo, y si lo tienes antes del matrimonio y te quedas embarazada, entonces te quedas con el niño y condenada a la pobreza, ¡eso es así!
(Betty) Ok, aquí está la solución: te tomas la píldora. La RU-46, la píldora abortiva. Es muy sencillo, y no es nada estresante. Sólo se puede usar durante las nueve primeras semanas. Así que la mujer necesita estar muy conectada con su cuerpo y, si tiene una falta, que no la ignore. No necesitas dilatar el útero, no hay riesgo para tu fertilidad, ni es una amenaza para los próximos embarazos.
¿Cuál es tu relación entre arte y sexualidad?
(Betty) El sexo es un arte. El arte es energía sexual, es muy parecido. Yo intento mirar, tengo ojos entrenados para ello, soy una persona visual. Algunas personas son verbales, otras tienen buena memoria, yo tengo la vista.
¿Podrías describir qué es el arte para ti?
(Betty) Para mí, es el cuerpo humano. Nunca he querido hacer arte abstracto, expresionismo… Eso son tonterías (ríe).
¿Por qué decidiste empezar este taller, y desde hace cuanto?
(Betty) Empecé haciéndolo a principios de los 70. En el movimiento feminista, a finales de los 60 y principios de los 70 teníamos Grupos de Despertar de la Conciencia (GDC). Las mujeres se reunían y se sentaban en círculo. Hablaban de sus vidas, y ahí es cuando me di cuenta de que no estábamos solas. Tú ibas pensando “sólo yo tengo este problema”, pero descubrimos que todas teníamos los mismos problemas. Ahí es cuando entendimos que lo personal es político.
Porque antes, yo no era nada política, pero a partir de aquello fue como “¿qué coño está pasando?” Nos dimos cuenta de que nos estaban controlando, y pensé “esto es importante”, así que me dediqué a ello durante un par de años.
Cuando celebraba fiestas sexuales en este bonito apartamento y miraba a mi alrededor, todos los hombres gemían y eyaculaban, pero las mujeres gemían y fingían. No podía soportarlo.
Que las mujeres no tengan orgasmos no es justo. Así no se van a correr nunca, necesitan estimularse el clítoris.
¿Qué dificultades encuentra la gente en tus talleres?
(Betty) De los GDC fui haciendo criba. Quiero saber cómo te sientes con tu cuerpo, y cómo te sientes al respecto de tu orgasmo, y entonces lo compartimos en el círculo. Y decimos: “escucha, no eres diferente, no eres un caso único, no estás sola”. Todas tenemos el mismo problema: falta de información, falta de educación sexual, y la represión de la masturbación cuando eres una niña pequeña.
Estás muy centrada en las mujeres. ¿Qué pasa con los hombres? ¿Has tenido alguna vez hombres en tus talleres?
(Betty) Hice algunos, y es agotador. Los hombres son mucho más duros de enseñar, creen que lo saben todo. Tienen esa actitud. Me tomó dos semanas recobrarme de aquel grupo. Me gustó, fue divertido, pero también agotador.
Los hombres deben aprender de las mujeres. Ahora, si ellos le preguntan a una mujer:
– ¿Qué te gusta? Enséñame cómo estimular tu clítoris
Ella dirá:
-Oh, todo es estupendo.
Porque ellas no han sido educadas… Entonces, si educas a las mujeres, ellas pueden enseñar a los hombres.
¿Cuál es el mito más común que encuentras en sexualidad?
(Betty) La prohibición de la masturbación de los niños es el número 1. Cuando le haces eso a un niño, le estás dañando en mayor o menor grado. Puedes superarlo, pero es el primer bloqueo.
Entonces, según vas creciendo, a través de los medios, los libros y los cuentos de hadas, es cuando compramos el paquete completo, la imagen romántica…
Sí, las Princesas Disney…
(Betty) Algún día, mi príncipe vendrá… Sí, nos lavan el cerebro. Todas las chicas van buscando a su príncipe especial, y todos los chavales están por ahí fuera, jugando, ya sabes, en el callejón o las calles. Están ocupados. Y las chicas, pintándose las uñas y trenzándose el pelo. Yo ya me maquillaba a los once años, cuando tendría que haber estado en la calle jugando al béisbol. Son los roles sexuales, las niñas hacen esto y los niños hacen lo otro. Hay más lasitud para con los chicos, mientras que las chicas tienen que mantenerse apropiadamente vestidas, ya sabes, ser modestas… Y pensando que, cuando se enamoren, el sexo ya saldrá solo.
Escribí sobre esto, hay toda una serie de bloqueos para las mujeres. Los hombres tienen su propia batería de problemas, pero para ellos hay más flexibilidad. Ya sabes, “los chicos son chicos”, pero las niñas pueden quedarse embarazadas, y eso siempre es fuente de preocupación para los padres. No quieren un embarazo no deseado para su niña, eso no es bueno.
Por tanto, los bloqueos están ahí.
Tenéis un canal Youtube muy bueno, ¡es muy divertido!
(Betty) ¡No planeamos nada! Decimos “¿de qué queremos hablar?” Un tema es sólo un diálogo entre nosotras.
Puedes encontrar más información en: www.dodsonandross.com