El vibrador fue inventado en la década de 1880 por Kellina Wilkinson, con la finalidad de tratar lo que se denominó en ese entonces “la congestión de los genitales” e “histeria femenina” mediante la estimulación sexual inducida por este dispositivo y se clasificó como un instrumento terapéutico en las décadas de 1900 a 1920.
Ya hace tiempo que existen estudios serios en los que se demuestra que las mujeres que usan el vibrador tienen una muy buena vida sexual, además la calidad del funcionamiento de sus órganos sexuales es superior al promedio; se ha confirmado también que el vibrador puede ayudar a las mujeres a alcanzar niveles más altos de excitación; este dispositivo les facilita la obtención del orgasmo y el poder alcanzar una mayor cantidad de estos incrementando de esta forma su impulso y deseo sexual.